Las últimas cifras de venta, aunque no son tan optimistas como se esperaban a mediados del 2012, avalan la aceptación progresiva que están teniendo, dentro del sector de los transportes sostenibles, los coches eléctricos en España. De hecho, en 2012 se vendieron 484 coches eléctricos, es decir, casi un 30% más que en 2011 –que contabilizó 377 matriculaciones-.
Normalmente, las razones esgrimidas por los compradores para no hacerse con uno de estos vehículos son, aparte de un precio más elevado que no siempre puede ser asumido, el hecho de que los puntos de recarga aún son muy escasos en España, por lo que, inevitablemente, los traslados están muy condicionados a esta circunstancia.
Pero, ¿aumentarían las ventas si, por ejemplo, la batería pudiera recargarse a través de un sistema de tecnología wifi que se ubicara en las carreteras? Si bien es cierto que poder desarrollar una idea así suena casi como una película futurista, pero en la ciudad de Seúl, en Corea del Sur, ya están empezando a probar esta tecnología.
Se trata de un sistema de bucles que se instalan bajo el suelo del vehículo y que reciben energía a través de un campo electromagnético que se emite desde los cables que se ubican bajo la carretera.
Así, la tecnología sin cables es la que proporciona la electricidad que necesita el automóvil, además de que permite cargar las baterías que lo propulsan cuando éste se encuentra en la ciudad. Y como esta electricidad se suministra de forma externa, este nuevo modelo de coches sólo necesita la quinta parte de la capacidad de almacenamiento que disponen los vehículos eléctricos convencionales.
Este hecho también supone que se reduzca notablemente el espacio que se destina al almacenamiento de energía, lo que mejora la confortabilidad del vehículo –sea el que sea, incluidos autobuses como los que se están desarrollando en Seúl- y, por supuesto, aumenta su autonomía en viajes de todo tipo.